El Comité de Emergencias de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) se reúne para evaluar la amenaza que
representa la epidemia de fiebre amarilla en África y determinar si ésta
constituye o no una posible emergencia sanitaria de alcance internacional.
El brote comenzó en Angola pero ya se
ha expandido a República Democrática del Congo (RDC), Kenia y China -a través
de trabajadores asiáticos desplazados al país africano- y, paralelamente, ha
aparecido otro en Uganda.
La situación más grave se da en
Angola, donde se sospecha de 2.267 casos, de los que 293 han terminado con la
muerte del enfermo y 696 han sido confirmados en pruebas de laboratorio.
Más de 450 de los casos se dieron sólo
en la provincia de la capital, Luanda.
Ante esta situación, la OMS ha reunido
a un grupo de expertos en distintas áreas para que evalúen la amenaza que
representa, determinen si el mundo está preparado para enfrentarla y
recomienden qué pasos hay que seguir.
Varias ONGs, la última la Federación
Internacional de la Cruz Roja (FICR), han advertido de que los pobres sistemas
de vigilancia epidemiológica, la pésima situación del saneamiento en la región
y los movimientos transfronterizos podrían provocar que el brote se convierta
en una crisis global.
"Viajeros no vacunados podrían
transformar este brote en una crisis regional o internacional si no
reaccionamos rápido para proteger a las poblaciones vulnerables y ayudar a las
comunidades a reducir su riesgo de infección", afirmó hoy, citada en un
comunicado, Julie Lyn Hall, directora de Salud de la FICR.
Hall advirtió del miedo de que la
epidemia se extienda a los vecinos países de Namibia y Zambia, cuyas
poblaciones no están vacunadas contra el virus.
La fiebre amarilla es una enfermedad
viral endémica en África, que se transmite por la especie de mosquitos
"Aedes Aegypti" -el mismo que es portador de otras enfermedades, como
el zika, el dengue o el chikunguña- y que prolifera en las zonas urbanas.
La OMS ha recordado que tiene acceso a
una producción global de entre 70 y 60 millones de vacunas anuales, de las que
6 millones se destinan a casos de emergencia.
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