Dilma Rousseff en entrevista a RT,
negó todas las acusaciones en su contra y declaró que empleará “todos los
instrumentos” para ejercer su mandato “hasta el fin”.
Asimismo afirma que el ‘impeachment’
en su contra es un un chantaje de la oligarquía y que el nuevo Gobierno de
Brasil está dominado por políticos neoliberales. “Voy a luchar cada día, cada
minuto contra este impeachment”, asegura Rouseff.
Dilma Rouseff explica que a ella se la
juzga por algo que nunca antes fue considerado delito y que realizaron todos
los anteriores presidentes de Brasil, de lo que cree que se trata de un golpe
sin armas puesto que no han habido delitos de responsabilidad. “Me juzgan por
una cuestión pública, por problemas de crédito suplementario, algo que todos
los presidentes antes de mí hicieron. Nunca fue un crimen y no se va a
convertir ahora en crimen cuando no había ninguna disposición que lo
estableciera como tal”, aclara la mandataria. “Brasil tiene un régimen
presidencialista”, recuerda Roussef, y, por tanto, “no es posible apartar al
jefe del Estado y de Gobierno sin que exista un delito”. Por lo que, concluye,
“es un golpe porque la propia Constitución explicita que es necesario que haya
delito de responsabilidad”.
“Creemos que lo que está pasando en
Brasil es un intento de sustituir a una presidenta totalmente inocente, que no
está imputada en ningún juicio por corrupción, para que el programa que perdió
las elecciones brasileñas en 2014 pueda, sin pasar por las urnas, llegar a
controlar el Estado brasileño”, destaca Rousseff. A juicio de la mandataria,
“es un programa que pretende reducir al máximo nuestros programas sociales” y
“acabar con esos derechos” al imponer una “política antinacional en lo que se
refiere, por ejemplo, a los recursos petrolíferos del país”.
Para la presidenta de Brasil, el
‘golpe de Estado’ se ha maquinado en el mismo país sin que haya injerencia
extranjeras, aunque existan ciertas fuerzas que se beneficien de ello. “Es un
verdadero golpe de Estado sin armas”, señala Rousseff. “Este proceso es
eminentemente brasileño, llevado a cabo por fuerzas brasileñas con intereses,
claramente, internos. No hay forma de atribuir a ninguna fuerza externa lo que
está pasando en Brasil”, admite. A su juicio, cuando se altera de esta manera
el poder en un país como Brasil, ello “beneficia a diferentes actores”.
Al ser preguntada sobre los vínculos
del actual presidente interino Michel Temer con la Embajada estadounidense en
Brasil según Wikileaks, Rousseff ha afirmado que “tener ese tipo de
conversación con representantes de otros países no es correcto”, aunque reitera
que no considerar una interferencia externa como causa de la crisis política de
Brasil. Como reconoce la presidenta temporalmente destituida, a diferencia de
otros golpes de Estado llevados a cabo con las armas en América Latina, este
“se da en el marco de la democracia, utilizando las instituciones en provecho de
un proceso de elección indirecta que no está previsto en la Constitución”. “No
sabemos cuáles van a ser sus consecuencias puesto que para que no tenga
consecuencias tendría que ser un ‘impeachment’ completamente normal basado en
un delito. Como no lo está, es una injusticia, y yo soy la prueba viva de la
injusticia”, ha resumido Rousseff.
La presidenta brasileña ha añadido que
“a partir de un determinado momento quedó clarísimo que Michel Temer pretendía
usurpar de forma indebida el cargo de presidente”, ya que “por sí solo no tenía
fuerzas para hacerlo y decidió ALIARSE a ese expresidente de la Cámara que
detentaba una parte del Congreso en sus manos desencadenando el proceso de
‘impeachment”‘. “Y lo desencadenó por el simple hecho de que él iba a ser juzgado
en una comisión, la Comisión de Ética de la Cámara”, ha detallado Roussef. “El
pecado original es que es un proceso de chantaje del expresidente de la Cámara
que abrió el proceso y que está siendo acusado de lavado de dinero, de
corrupción. Un gobierno solo de blancos, sin mujeres, sin negros, que adopta
una medida hoy y la cambia mañana”, añade.
Rousseff también ha destacado que en
Brasil hay sectores de la sociedad que no aprueban muchas de sus propuestas que
permiten a la población más humilde tenga acceso a servicios que antes no
tenían. “Es sorprendente que en Brasil hubo participación de fuerzas que
sustentan la vieja oligarquía brasileña, que nunca aceptó de hecho que la
población más pobre de este país tuviese acceso a servicios como viajar en
avión, mejorar sus ingresos y el acceso a los servicios públicos. Es una
alianza entre segmentos de los medios de comunicación, sectores empresariales
descontentos, porque siempre ante una crisis está el problema de la
distribución, quién paga la crisis, y, obviamente, este segmento de este
partido, que es un partido de centro, y hoy está íntegramente hegemonizado por
la derecha de Brasil”.
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